El hecho de "ir atado" es algo que coarta
las libertades de movimiento de nuestro perro, le provoca ansiedad,
porque no está totalmente confiado o rejalado. Ir atado no le permite huir si
tiene miedo o correr hacia aquellos estímulos que considera interesantes. Por
tanto, en lugar de disfrutar del paseo olfateando, algunos perros se pasan el
rato ladrando a todo perro que se cruzan.
El unico objetivo es alejar a los otros perros que
se encuentra por la calle.
EL PORQUE...
Puede ser
debido a un trauma, miedo, una mala socialización en la etapa de
cachorro... muchas pueden ser las causas.
Como le ayudamos...
Debemos mantener la calma y hacerle saber en todo
momento que nos tiene a su lado.
Si nuestro perro
es un perro inseguro de por sí, el hecho de ir atado le hace sentir
más acorralado.
La inseguridad
genera ansiedad hacia todo lo que no puede controlar.
Metodos que no
se deben utilitzar
No se deben utilitzar collares de ahogo, de pinchos,
electricos...
Todo esto solo provocarà miedo en tu perro y dolor.
Le costará
asociar que eres tú el que le provoca el dolor y puede asociar el dolor con
otras personas.
Lo que ocurre es que el perro asocia el dolor con
los paseos, con ir atado, y por tanto, aumentará el problema que ya teníamos.
El perro es quien debe dar los primeros pasos, nunca
se debe forzar al animal a relacionarse si no lo desea.
¿Como podemos evitar
que ladre? La gran pregunta..
Reducir esta conducta con seguridad y confianza:
Si tu perro ladra a otros perros cuando va atado empezaremos
por entender el porqué.
Para solucionar
este problema debemos ser muy pacientes y cariñosos, debemos mantenernos calmados
y firmes.
Transmitirle
que no pasa nada. Nuestro perro no tiene nada que temer, porque nosotros
estamos aquí para darle calma: ir atado es ir seguro.
Debemos hacer
que nuestro perro confíe en nosotros, que nosotros llevamos el mando durante el
paseo y que no necesitamos que él nos defienda, ni a nosotros ni a él mismo.
Lo
primero será identificar a qué distancia empieza a reaccionar.
No debemos sobreexponerlo a las situaciones que más le incomodan, debe ser un
proceso gradual hasta que él se sienta seguro.
Para
ello, debemos estar atentos a lo que nos rodea y evitar los cruces directos en
vías estrechas, sobre todo al principio.
Cuando
veamos un perro que viene en nuestra dirección, nos paramos. Le acariciamos
y le transmitimos seguridad, sin hablar efusivamente. Actuaremos como una
barrera física entre él y su potencial miedo.
Mantenemos
una postura serena mientras le acariciamos . Si nuestro
perro ladra, es que la distancia de seguridad que hay entre ambos perros es
demasiado pequeña.
Esta
técnica resulta muy eficaz, pero debe empezar a hacerse con distancia y
progresivamente reducirla, hasta que podamos cruzarnos con otro perro en
situaciones más estrechas.
Debes
mantenerte delante de tu perro y hacer que te mire. Debes ser el centro de
atención para él. Puedes acariciarle bajo la barbilla para que mantenga la
cabeza erguida. Las caricias deben ser lentas, estables: debes lograr que
se centre en ti y en tu calma.
Repite
este ejercicio diariamente, a una distancia controlada, antes de que reaccione.
Ve
reduciendo la distancia sin que llegue a ponerse nervioso. Estos
problemas deben tratarse con calma y paciencia.
Si
tú te frustras, es mejor dejarlo para el siguiente paseo antes de perder la
calma.