En ocasiones las personas pueden sentirse sin
rumbo definido en la vida, a merced de las circunstancias o simplemente
confundidas por los acontecimientos. En otros casos sienten la necesidad de
encontrar algo, aunque inconscientemente, y no saben que es. Estas situaciones,
y otras más, aunadas al estrés de la vida diaria son propicias para la
manifestación de estados inarmónicos en las personas; quienes por no comprender
lo que les sucede tienden a actuar de manera discordante con su medio ambiente,
afectando esto sus relaciones con sus seres queridos y su normal
desenvolvimiento en la sociedad en general.
Esta es la realidad
para un porcentaje significativo de personas en nuestra sociedad actual; sin
embargo, no necesariamente tiene que ser así, mucho menos convertirse en un
estado permanente. Es bien sabido que desde hace milenios las antiguas culturas
han estimulado al hombre a tratar de deshilvanar los misterios de la
personalidad humana, y de esta manera facilitar a los individuos estar en paz
consigo mismos y con los demás. Esto puede verse plasmado en la universalmente
conocida frase utilizada por los más grandes sabios de la historia en una u
otra forma, "Conócete a Ti Mismo", para incentivar a las personas a
encontrar la realidad que se encuentra detrás de lo aparente y de esta manera
armonizar con el universo entero.
No ha de extrañarnos
entonces que estas culturas hallan marcado hitos en la historia por sus
sorprendentes logros a todos los niveles, sobre todo tomando en consideración
que son actualmente consideradas como civilizaciones primitivas. Una de las
diferencias entre esas culturas y la nuestra se encuentra en el énfasis que
ponían las primeras en el cultivo de las realidades espirituales por parte de
cada uno de los individuos integrantes de la sociedad. Realidades que al
conocerlas llevaban al hombre a cuestionarse sobre su verdadera identidad,
sobre su origen y su destino; y al vislumbrar un panorama más amplio, lo que el
percibía hasta entonces como concreto se convertía gradualmente en aparente, en
efectos generados por causas más allá de su comprensión.
Este privilegio no se
ha perdido con el pasar del tiempo, ni se encuentra reservado a solo unos pocos
afortunados; está a la disposición de cualquier ser sensible capaz de
plantearse la aventura de "Conocerse a Si Mismo".
Generalmente esta
travesía comienza con la necesidad de encontrar respuesta a la interrogante
"Quien Soy". A partir de ese momento se presentan en nuestras vidas
una serie de eventos que nos llevan continuamente a replantearnos la respuesta
que hasta el momento habíamos considerado como valida y a realizar los ajustes
necesarios en nuestras vidas acorde con la nueva y más amplia percepción de la
realidad con la que nos ponemos en contacto y nos volvemos capaces de
discernir.
Es entonces cuando
tomamos consciencia que aquello que buscábamos y ni siquiera sabíamos que era
estuvo siempre con nosotros, en nuestro interior, nos adaptamos a las
circunstancias, comprendemos los acontecimientos, trazamos el rumbo ha seguir y
armonizamos con la realidad de la vida.