¿Por qué sentimos culpa?
Uno de los orígenes de la culpa es la educación que
recibimos. A medida que crecemos, cuando se nos enseña la diferencia entre el
bien y el mal y se espera, e incluso se nos exige, que actuemos de forma
correcta. Si esto se hace mal por parte de nuestros educadores, estas
exigencias pueden llegar a convertirse en una obligación internalizada.
La culpa se genera también cuando los demás nos hacen
responsables de sus errores, miedos y fracasos y nosotros aceptamos
ser responsables de las elecciones y equivocaciones de los demás.
Otro camino hacia la culpa es cuando realmente hacemos
las cosas mal, y nos exigimos haberlo hecho de otra manera.
La culpa también nace cuando nos equivocamos como
consecuencia del desconocimiento, de la prisa, de actuar antes de pensar y de
subestimar las consecuencias de nuestros actos.
¿Cómo acabar con el sentimiento de culpa?
Analiza tu grado de
culpabilidad: para ser
responsable de algo (nunca culpable), debemos haber actuado de forma directa
sobre ese hecho.
Si nuestra
intervención es indirecta, no hay responsabilidad de nuestra parte.
·
Enmienda
el error: seguramente hay
algo que puedes hacer para compensar el daño por el que has sido responsable.
Habla con la persona damnificada y ofrécele tu ayuda para enmendar o mitigar
los perjuicios que has ocasionado.
·
Discúlpate: es verdad que cuando lo único
que queda por hacer es disculparse, quiere decir, que todo lo demás está
perdido. No obstante, para la persona dañada no es lo mismo una actitud
indiferente de parte de quien la perjudicó, que alguien que, con humildad,
ofrece sus más sinceras disculpas. Una vez que veas cómo tus disculpas son
aceptadas, la consecuencia directa es sentirte mejor.
·
Identifica
la función de la culpa: lo que a ti te va a beneficiar de este sentimiento es
la lección que vayas a aprender. En vez de martirizarte con un sentimiento que
no lleva a ningún lado, identifica qué es lo que la culpa tiene que enseñarte.
¿Por qué debo gestionar el sentimiento de culpa?
Una vez que la culpa desaparece de tu vida, dejas de
sentirte condicionado por muchas situaciones que pueden hacerte sufrir o
anclarte en el pasado y puedes vivir plenamente el presente, de modo que puedes
seguir avanzando hacia el porvenir y disfrutar de cada momento del ahora.
Si logras hacer desparecer el sentimiento de culpa
tendrás una mayor madurez y un criterio mucho más realista a la hora de actuar
e interpretar las consecuencias de tus actos y, por supuesto, dejaras de sufrir
por cosas irrelevantes y se incrementara tu calidad de vida y la calidad de tus
relaciones.