Chicory: Para la posesividad, exigencia y egoísmo en las relaciones. Trae amor, soltura y generosidad, permitiendo que los demás se desarrollen de forma independiente.
Holly: Con esta esencia se expresa el amor de forma incondicional.
Larch: Para la inseguridad en las relaciones, la desconfianza en el poder retener a una pareja.
Mimulus: Para el miedo a estar solo.
Red Chestnut: Para la codependencia y preocupación excesiva en los demás.
Star of Bethlehem: Si hubo algún trauma.
Los celos sanos consisten en una preocupación por la posible pérdida de una persona amada o malestar por la relación real o imaginada que esa persona tiene con alguien más. Quienes sienten este tipo de celos prefieren que sus parejas o amigos permanezcan con ellos y no desean que tengan una relación demasiado íntima con nadie más.
Por el contrario, los celos patológicos están acompañados de intensos sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad y depresión y suelen ser destructivos para la relación.
La diferencia entre ambos tipos de celos está en que en vez de preferir y desear que su pareja o amigo esté sólo con él o ella, las personas con celos patológicos, están exigiendo o demandando que su pareja no debe, bajo ningún concepto, implicarse emocionalmente con otras personas. Al estar utilizando un pensamiento rígido, basado en exigencias absolutistas que no admiten más posibilidad que el cumplimiento de sus deseos, estas personas perciben la posibilidad de una infidelidad como algo terrible (siempre que exijas que algo tiene que ser como tú quieres que sea, en vez de solamente preferirlo, considerarás horrible la mera posibilidad de que no sea así). De este modo, vigilará cada gesto inocente de su pareja hacia otra persona para tratar de prevenir e impedir que llegue a suceder eso que considera tan terrible e insoportable.
En cambio, cuando una persona utiliza un pensamiento flexible, se dice a sí misma cosas como "Deseo mucho que mi pareja esté sólo conmigo, pero es libre de elegir lo que quiere, y si me deja será doloroso y frustrante pero no será algo terrible, ni insoportable, ni me matará". La persona que piensa de este modo puede estar preocupada, pero no aterrorizada ante la posibilidad del abandono, ni necesitará estar constantemente en guardia por si sucede eso tan temido. En cambio, si está utilizando un pensamiento rígido y dogmático, creerá cosas como: "Mi pareja no puede ni debe dejarme nunca bajo ninguna circunstancia ni tiene derecho a hacerlo porque si lo hace me sentiré fatal y será terrible e insoportable". La persona que piensa de este modo se sentirá muy ansiosa, insegura, deprimida, agresiva y dependiente.