Nuestras emociones tienen consecuencias directas en nuestro perro.
Los perros al formar parte de nuestra familia nos ayudan a mantener el equilibrio.
Esta estrecha relación hace
que nuestro perro canalice y proyecte las energías de su entorno.
Los animales, al no tener filtros como los humanos son más receptivos a las energías, pueden llegar a desarrollar las mismas enfermedades físicas, emocionales y psicológicas de la persona con la que tiene mas vinculo, llegando a manifestar conductas como depresión, ansiedad, agresividad, insomnio, etc.
Son muchas las ocasiones en las que al tratar al perro me encuentro con que la persona también padece de una patología parecida, por eso para mi es tan importante tratar conjuntamente a la persona y el animal, si estamos atentos a nuestro perro seremos capaces de comprender lo que nos enseña, que los sentimientos y emociones no expresadas y procesados debidamente, que se reprimen o desbordan, pueden evolucionar con el tiempo en enfermedades físicas que terminan por afectar no solo a nosotros mismos sino también a nuestro perro.
Otra de las cosas que no tenemos en cuenta es que el lenguaje sensorial es muy importante para el perro, pues es lo que transmitimos con la energía de los pensamientos y emociones, mucho más importante que el lenguaje físico.
La naturaleza de los animales reconoce las mínimas señales sensoriales, pues es indispensable para su supervivencia. Ellos responden según las emociones que emitimos; si somos personas nerviosas ellos se pondrán automáticamente nerviosos o si tenemos miedo responderán a la defensiva, si estamos cargados de ira ellos responderán agresivamente, por este motivo nos encontramos diariamente con personas que no dejan que su perro se acerque al nuestro, que cambian de dirección cuando se encuentran con otra persona que lleva un perro, personas que nunca dejan a su perro sin correa, pues todo lo que ellos ven en su perro es aquello que le están transmitiendo, este es el principal problema.
Si vamos hacia atrás, en otros tiempos en los que las personas no humanizaban tanto a los perros veremos que los perros se relacionaban entre ellos libremente, con su lenguaje, establecían sus jerarquías.
Hoy en día todos queremos que nuestro perro sea perfecto según
nuestro criterio y nos olvidamos de dejarlo ser lo que es, un perro, deberíamos
ponernos en su lugar, intentar vivir como el, para así llegar a comprender como
se siente.