Los niños y la vida moderna, el sedentarismo.


















Los niños y la vida moderna, el sedentarismo.

Un mal de la vida moderna: la tendencia al sedentarismo. El tiempo de ocio está pensado, cada vez más, para transcurrirlo sentados, sobre todo frente a una pantalla (el ordenador, el teléfono móvil, la tele, los videojuegos) y en lugares cerrados (la casa o los centros comerciales). A largo plazo, esto ocasiona problemas de salud, en particular relacionados con el sobrepeso, las malas posturas, el cansancio visual, etc. Así como los mayores sufrimos estas consecuencias, también pueden padecerlas los niños. Por eso, es conveniente tener en cuenta actividades que ellos -en especial, a partir de los 3 o 4 años- puedan realizar al aire libre e impliquen movimiento y gasto de energía. Y no solo en verano: también hay que tratar de aprovechar los momentos menos rigurosos del invierno.

1. En bicicleta
Salir a andar en bici es una actividad que puede resultar muy estimulante para los niños. ¿Quién no recuerda de mayor sus primeras aventuras sobre dos ruedas, mientras se recorrían a toda velocidad (esa es la sensación que uno conserva) lugares inexplorados? Para ello, en la ciudad se pueden aprovechar los parques y los carriles bici y en los pueblos, cualquier camino poco transitado por coches. 
2. ¡A caminar!
Otra propuesta que puede resultar repleta de aventuras para los pequeños es dar un paseo por un entorno "poco urbano": la sierra o la montaña, una senda rural, el monte, etc. Para estos casos, siempre se puede proponer la caminata en plan juego: una salida a recolectar setas puede constituir una "búsqueda del tesoro" o un concurso para comprobar quién encuentra más o quién llena antes su cesta. Ascender un camino en la sierra puede establecer un récord, ya que está más alto que el paseo anterior; desde la cima se podría acceder a una panorámica de la ciudad y determinar desde allí "dónde está la casa" o "cuánto camino hemos andado". Por supuesto, estas actividades nunca deben ser agotadoras para ellos. 
3. Un día de campo
No hace falta, desde luego, que sea un día entero: puede ser un rato, de mañana o de tarde, o una comida campestre. Tampoco es imprescindible salir de la ciudad, ya que los parques suponen una opción de alejarnos -al menos un poco- del ritmo cotidiano. Los niños están llenos de curiosidad y para ellos es adecuado interactuar con la naturaleza: descubrir pequeños animales, sentir el aroma de las plantas y las flores, el tacto suave del césped y el rugoso de los troncos de los árboles, o comprobar el frescor del aire en los espacios verdes. También se puede convertir en una buena manera de empezar a concienciarles de la importancia de convivir en armonía con el medio ambiente: enseñarles a respetar el entorno, cuidar a los animales y las plantas, recoger la basura y depositarla en los lugares indicados, etc.

Por lo demás, queda recalcar la importancia de que los niños gasten la energía que les sobra y pongan el cuerpo en acción. La televisión y los videojuegos no son perniciosos en sí mismos, ni es necesario prohibirlos, pero lo mejor es alternarlos con otras actividades. Para compararlo con la alimentación: una dieta equilibrada, que incluya las dosis justas de cada ingrediente.

EL PERRO REACTIVO

  Hablemos sobre la reactividad canina   La “ reactividad canina ”: el perro que tiene una reacción exagerada a un cierto estímulo, pero...